por Julián Paniagüa | Mar 4, 2016 | Blog Julián Paniagüa, Casos Clínicos, Casos Clínicos y Consejos
Así quedó la extremidad posterior derecha de DUQUE, un precioso ejemplar de bull terrier enano después de saltar una valla de unos dos metros de altura. Como se puede observar, el foco de la fractura es oblicuo (fractura en pico de flauta) y se localiza en el tercio medio de la tibia (fractura diafisaria).
El tratamiento recomendado, por supuesto fue la cirugía, ya que esta raza y a esta edad (1 año), es muy difícil de mantener en reposo y la inmovilización mediante vendaje o fibra de vidrio resulta muy incómoda para el animal.
Las fracturas de tibia tienen la ventaja de ser fáciles de abordar quirúrgicamente, puesto que este hueso no está rodeado de mucha masa muscular. Por otra parte, tiene el inconveniente de ser un hueso poco vascularizado, por lo que la cicatrización ósea es más lenta.
Las posibilidades para este tipo de fracturas son varias, incluyendo la colocación de fijadores externos, clavo intramedular, cerclajes, tornillo de compresión interfragmentario, placa de sostén o combinación de estas técnicas. No se recomienda colocar la placa en compresión dinámica, ya que al apretar los tornillos, se produciría un desplazamiento de los fragmentos en cizalla.
Como ya se ha explicado, es un animal muy activo y difícil de controlar, por lo que se decide colocar una placa de 3.5 mm combinada con un tornillo de compresión interfragmentario.
El protocolo anestésico utilizado fue:
Premedicación: meloxicam, marbofloxacino, dexmedetomidina y morfina.
Inducción: fentanilo y propofol.
Mantenimiento: isoflurano.
Al día siguiente de la intervención, DUQUE empezó a apoyar la extremidad, aunque lo recomendado en estos casos, como en casi todas las intervenciones quirúrgicas de fracturas óseas, es guardar reposo durante un mes.
por Julián Paniagüa | Mar 3, 2016 | Blog Julián Paniagüa, Casos Clínicos, Casos Clínicos y Consejos
Esta es “LOLA”, una schnauzer miniatura de 11 años de edad.
Acudió a la consulta porque orinaba sangre (hematuria) desde hacía algún tiempo. El estado general de la perrita era normal, aunque también tenía celos prolongados y más frecuentes de lo normal.
Se le realizó una ecografía abdominal para estudiar el sistema urinario, es decir, riñones, uréteres, vejiga y uretra. El diagnóstico diferencial de la hematuria incluye cálculos urinarios, infecciones (cistitis, piómetra), pólipos o tumores. En el caso de los machos, también hay que incluir los procesos que afectan a la próstata, tales como hiperplasia benigna, abscesos o tumoraciones
En la ecografía de la derecha, se pueden observar claramente tres cálculos esféricos de 1 cm de diámetro aproximadamente, alojados en la vejiga de la orina.
Estos cálculos son concreciones de las sales que se ingieren en la dieta.
Además, se revisó el sistema reproductor, ovarios y útero en busca de algún quiste ovárico que explicara los celos atípicos de “LOLA”.
Como demuestra la imagen de la izquierda, se observa un quiste de gran tamaño (1.74 cm) en uno de los ovarios.
Al día siguiente se citó a “LOLA” para ser intervenida quirúrgicamente.
La imagen de la derecha muestra la monitorización anestésica. Todos los parámetros se mantuvieron estables durante toda la intervención.
Primero se procedió a realizar la ovariohisterectomía para eliminar la infección de útero.
Éste es el aspecto del aparato reproductor de Lola. Se observa claramente la presencia de contenido en útero y el quiste ovárico en la izquierda de la imagen.
Después se extrajeron los cálculos de la vejiga de la orina.
A los diez días se le quitaron los puntos de sutura y Lola lleva una vida completamente normal.